Bienvenidos a un viaje transformador de consuelo y esperanza buscando la misericordia de Dios, a través del Salmo 86. Exploraremos la oración apasionada de David, implorando la misericordia de Dios en momentos de aflicción. Descubre cómo esta poderosa conexión con la divinidad está al alcance de todos y puede brindarnos consuelo inigualable, seguros de que Su presencia nunca se aparta de nosotros.
Salmo 86
En el Salmo 86, el rey David eleva su corazón a Dios, reconociendo la necesidad de consuelo en medio de las luchas. Su oración refleja la confianza en la misericordia divina, un faro de esperanza en momentos oscuros. A medida que desentrañamos cada versículo, descubriremos las joyas de consuelo y seguridad que este salmo ofrece a aquellos que buscan la cercanía de Dios. Pero ten en cuenta que el rey David era tan humano como tú y yo, hay quienes piensan que su historia no debe estar en las páginas bíblicas porque las ensucian con sus pecados atroces. Sin embargo, humaniza las sagradas escrituras al saber que sus personajes son tan frágiles como tú y yo.
Adentrémonos en este hermoso salmo, haciendo nuestra esta profunda petición
Inclina, Jehová, tu oído, y escúchame,
porque estoy afligido y menesteroso.
2 Guarda mi alma, porque soy piadoso;
¡salva tú, Dios mío, a tu siervo
que en ti confía!
3 Ten misericordia de mí, Jehová,
porque a ti clamo todo el día.
4 Alegra el alma de tu siervo,
porque a ti, Señor, levanto mi alma,
5 porque tú, Señor, eres bueno y perdonador,
y grande en misericordia para con todos los que te invocan.
6 Escucha, Jehová, mi oración
y está atento a la voz de mis ruegos.
7 En el día de mi angustia te llamaré,
porque tú me respondes.
8 Señor, ninguno hay como tú entre los dioses
ni obras que igualen tus obras.
9 Todas las naciones que hiciste
vendrán y adorarán delante de ti, Señor,
y glorificarán tu nombre,
10 porque tú eres grande y hacedor de maravillas;
¡solo tú eres Dios!
11 Enséñame, Jehová, tu camino,
y caminaré yo en tu verdad;
afirma mi corazón
para que tema tu nombre.
12 Te alabaré, Jehová, Dios mío, con todo mi corazón
y glorificaré tu nombre para siempre,
13 porque tu misericordia es grande para conmigo
y has librado mi alma de las profundidades del seol.
14 Dios, los soberbios se levantaron contra mí,
conspiración de violentos ha buscado mi vida
y no te han tomado en cuenta.
15 Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente,
lento para la ira y grande en misericordia y verdad,
16 mírame y ten misericordia de mí;
da tu poder a tu siervo
y guarda al hijo de tu sierva.
17 Haz conmigo señal para bien,
y véanla los que me aborrecen y sean avergonzados,
porque tú, Jehová, me ayudaste y me consolaste.
La misericordia de Dios a tu alcance
El salmista David se expresa conociendo con quién habla. Era tal su confianza y seguridad que podía abrir su corazón y expresar sus más profundos sentimientos sin ningún tipo de duda o vergüenza. Tú debes saber que Dios «no quiere que nadie se pierda» y está dispuesto a ayudarte ofreciéndote su misericordia infinita, sin importar quién hayas sido o quién seas.
En la apertura de su corazón a Dios destaca que su fe y esperanza está completamente puesta en Él. Le conocía, por lo tanto, sabía que podía esperar de su Dios. Tal vez en nuestras mentes finitas quisiéramos que todo sea tangible para poder creer, pero Dios quiere que te desprendas de tus miedos, tus dolores, tus aflicciones y de todo aquello que te perturba, creyendo que Él puede resolverlo todo, sin importar la magnitud de petición, para Él todo es posible, sólo cree y espera en Dios.
Recuerda, en cada susurro de tu oración, en cada lágrima derramada, Dios está ahí, extendiendo Su mano de consuelo. Que éste artículo sea un faro de esperanza para aquellos que buscan refugio en la misericordia divina.
Que la paz que sobrepasa todo entendimiento llene tu corazón y encuentres consuelo en la misericordia de Dios.
Si deseas recibir atención personalizada puedes ponerte en contacto con nosotros.
Nos encantaría sobremanera recibir tus comentarios sobre este artículo, qué te ha parecido, cuál ha sido tu experiencia en tu relación con Dios y sobre cuáles otros temas te gustaría que escribiéramos.
